domingo, 21 de octubre de 2007

Comienzo del blog

Hola a todos,

Por su interés, comienzo este blog reproduciendo un artículo de Antonio Matilla, sacerdote y scout, que escribe semanalmente en la prensa salmantina.

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DORIS LESSING

Al menos una vez, amable lector, los españoles nos hemos adelantado a los tiempos: Doris Lessing, ex comunista, Premio Nobel de Literatura 2007, fue premiada en 2001 con el Príncipe de Asturias de las Letras. En su discurso de aceptación dijo cosas muy sabrosas: antaño la Escuela era cuatro veces más completa que ahora lo es. Los alumnos debían estudiar una amalgama de los principios básicos de la lengua, el derecho, el arte, la religión y las matemáticas. Esta educación, ya de por sí profunda, sólo era una faceta del desarrollo personal, ya que los alumnos tenían la obligación de leer, y así lo hacían, muchas más cosas: los clásicos de su país, uno o dos escritores de Asia y los más conocidos escritores europeos: Goethe, Shakespeare, Cervantes, los grandes rusos, Rousseau. Una persona culta de Argentina podía encontrarse con una de Noruega o de España y se comprendían, compartían una cultura, “un entramado de referencias e informaciones que eran como la historia compartida de lo mejor que la mente humana había pensado, dicho y escrito”. Antes había dicho: “la educación de antaño habría contemplado la literatura e historia griega y latinas, y la Biblia, como la base para todo lo demás...Esta educación humanista está desapareciendo. Hoy no se considera útil para la sociedad moderna la educación entendida como desarrollo integral de la persona”, sólo la preparación profesional.

En otros países de Europa, en la mayoría añado yo ahora, el estudio de la Biblia y de la religión es obligatorio en el sistema público de enseñanza. La Teología y la Religión tienen un puesto, en iguales condiciones, junto a las demás ciencias y saberes tanto en la Universidad como en la escuela Secundaria y en la Primaria. De esta forma, el alumno creyente puede dar y adquirir razón de su fe, en diálogo permanente con los demás saberes y tanto él como el no creyente pueden comprender mejor las bases de su cultura. Si la asignatura de Religión, confesional o no, no recupera su categoría académica plena, nuestros alumnos no podrán gozar de una educación integral y no se podrá cumplir la profecía final de Doris Lessing: “la persona culta del futuro tendrá una base mucho más amplia de lo que podemos imaginar ahora”.

Antonio Matilla, sacerdote
19/10/2007